Maldición en el Castillo de Bran: la huida de Drácula
Nadia y David eran una pareja de turistas que habían decidido visitar Rumanía. Estaban emocionados por conocer el país y sus hermosos castillos, y en particular el Castillo de Bran, donde se dice que vivió el famoso Conde Drácula.
Cuando llegaron al castillo, se sorprendieron al ver lo imponente que era. Era un lugar impregnado de historia y leyendas, y ambos sintieron un escalofrío al entrar en sus pasillos y salones.
Decidieron dar un paseo por el castillo, y mientras lo hacían, empezaron a sentirse observados. Miraban a su alrededor, pero no veían a nadie. Sin embargo, la sensación de ser vigilados no se iba.
De repente, empezaron a oír ruidos extraños. Como si alguien estuviera caminando detrás de ellos, pero cuando se daban la vuelta, no había nadie allí. Nadia y David se empezaron a sentir cada vez más inquietos.
Y entonces, en una de las salas, vieron algo que les dejó sin aliento. Un hombre vestido con un traje medieval estaba parado delante de ellos. Era Drácula, y tenía una mirada salvaje en sus ojos.
Nadia y David intentaron huir, pero Drácula los detuvo. Les explicó que había sido traicionado por uno de sus servidores y que necesitaba su ayuda para salir del castillo y huir del país.
A pesar del miedo que sentían, Nadia y David decidieron ayudarlo. Juntos, planearon una fuga del castillo y lograron escapar. Pero durante su huida, experimentaron cosas sobrenaturales que les dejaron aterrados.
Oían voces en su cabeza, y en varias ocasiones vieron sombras y figuras extrañas que desaparecían al momento. También sintieron una extraña energía que parecía absorber su vida poco a poco.
Finalmente, lograron salir del castillo y huir de Drácula. Pero la experiencia les marcó para siempre. Nunca volvieron a Rumanía, y siempre recordaron el Castillo de Bran como un lugar maldito y peligroso.